En el 2017 la inversión directa de mexicanos en el exterior sumó 5,083 millones de dólares, 217% más que lo registrado un año antes, cuando colocaron fuera de territorio 1,604 millones de dólares, según información del Banco de México (Banxico). Ello muestra que las empresas mexicanas grandes, medianas y hasta algunas pequeñas mantienen activamente programas de inversión física fuera del país, bien mediante la compra de activos vía empresas ya consolidadas o mediante la instalación de nuevas plantas.
Desde el 2001, año en el que Banxico inicia el registro de estos flujos, el conjunto de corporativos establecidos en México invierte en promedio cada año en otros países 7,722 millones de dólares. Por montos destacan el del 2012 cuando alcanzó los 22,897 millones de dólares, así como el monto más bajo, en el 2008, por 438 millones de dólares.
En 17 años, los flujos de inversión directa de mexicanos en el exterior acumulan 131,280 millones de dólares, que equivale a 28% de la Inversión Extranjera Directa (IED) captada en México en ese mismo lapso y 22% respecto a la captada desde 1980.
Por su parte la inversión de cartera, registró una entrada anual de 4,235 millones de dólares, un flujo que representa una séptima parte del que ingresó el año pasado, que ascendió a 31,570 millones de dólares.
Esta desaceleración en el flujo de capitales al mercado mexicano es explicada por el economista para América Latina de Goldman Sachs, Alberto Ramos, como un factor de riesgo.
“Al tomar en cuenta que México mantiene una importante presencia de inversionistas extranjeros en el mercado local, está mucho más expuesto a un choque negativo por la incertidumbre de las políticas de Estados Unidos ante el acuerdo del TLCAN, o por el cambio potencial de las políticas regulatorias y de inversión para los sectores de gas y petróleo tras el resultado electoral de la elección de julio”.
Otro registro importante que se reporta en la balanza de pagos es la salida de recursos del país, que constituye el pago de intereses por la deuda que tienen contratada, tanto el sector público como el privado. De acuerdo con la información del Banco de México, en el 2017, las empresas privadas establecidas en el país pagaron por ese concepto 8,973 millones de dólares, 14.4% más que el año previo, y es también una cifra récord en por lo menos 38 años.
El pago de intereses por las empresas privadas establecidas en México representó 40% del pago total al exterior en el 2017, el restante 60%, equivalente a 13,476 millones de dólares, fue depositado en instituciones financieras internacionales con cargo a las finanzas públicas del gobierno mexicano. Así, la salida de recursos financieros del país por dicho concepto alcanzó el año anterior 22,449 millones de dólares, la cifra más alta desde 1980 y equivalente a 78% de los envíos de remesas que los paisanos mexicanos enviaron el año anterior a sus familias.
DÉFICIT DE CUENTA CORRIENTE, EL MÁS BAJO DEL SEXENIO
Por su parte, el déficit de la cuenta corriente del 2017 fue de 18,831 millones de dólares, lo que representó 1.6% del Producto Interno Bruto (PIB), según información de Banxico.
Esto significa que la diferencia entre la entrada y salida de divisas del país el año pasado resultó la más baja de la administración del presidente saliente, Enrique Peña Nieto.
El déficit contrasta además con los 22,828 millones observados el año previo, y el Banco de México lo atribuye al fortalecimiento del peso frente al dólar, y al aumento de las exportaciones.
De acuerdo con analistas de Banorte Ixe, Pantheon Economics y Goldman Sachs, este resultado “muestra solidez de las cuentas externas a pesar de la incertidumbre que prevaleció en el año”.
La cuenta financiera de México captó 26,261 millones de dólares, un saldo que permitiría fondear la totalidad del déficit de la cuenta corriente anual reportada.
El banco central detalla que “la economía continuó captando recursos a través de la cuenta financiera, principalmente por concepto de inversión directa y de cartera”.
Así consigna que la IED que fluyó al país el año pasado ascendió a 24,612 millones de dólares, una cifra ligeramente inferior a los 28,151 millones observados el año anterior.
Con este dato se confirma la observación del director de investigación Económica del Banco de México, Daniel Chiquiar, quien consignó hace unos días que ante el contexto de incertidumbre por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) “se han presentado algunos retrasos en la inversión extranjera”, particularmente, desde el tercer trimestre del año pasado, acotó.
Según los resultados, la cuenta de capital resultó superavitaria en 150 millones de dólares.
PERSISTE ÉXODO EN CAPITALES MEXICANOS
El banco central informó de una desinversión de 4,710 millones de dólares dirigida por transferencias de mexicanos en el exterior.
Así, el 2017 resultó el octavo año consecutivo que los inversionistas residentes en México aumentaron sus activos en el exterior.
Al comparar esta desinversión de los mexicanos en papeles locales con la del año pasado, se observa un nuevo repunte, pues en el 2016 la ampliación de activos de residentes fuera de México sumó 24,759 millones de dólares.
Esta salida de capitales mexicanos fue consistente en el primero y segundo trimestre del año, cuando transfirieron capitales por 16,028 millones de dólares, completando un éxodo de 18 trimestres consecutivos, que sin embargo se revirtió para la segunda parte del año pasado, cuando regresaron al mercado nacional con inversiones de 11,319 millones de dólares.
RESERVAS Y REMESAS, DOS CARAS
Resultado de la combinación del déficit de la cuenta corriente, el superávit de la cuenta financiera y el flujo negativo del renglón de errores y omisiones por 7,580 millones de dólares y un cambio negativo en la variación de la reserva internacional por 2,190 millones de dólares, la reserva internacional bruta del Banco de México se redujo en 2,575 millones de dólares.
Esta cuenta incluye los pasivos de corto plazo del Banco de México.
Al interior, la balanza de ingreso secundario exhibió un superávit de 28,095 millones de dólares, resultado de créditos por 29,056 millones de dólares y débitos por 961 millones.
En el detalle de esta balanza, los ingresos por remesas sumaron 28,771 millones de dólares, que representó un crecimiento anual de 6.6% y un flujo que marcó un nuevo máximo histórico tal como lo consignamos desde el inicio del año.
En el último trimestre del año, la cuenta corriente registró un déficit de 3,207 millones de dólares, el segundo más bajo del 2017.
La cuenta financiera del último cuarto fue de 12,900 millones de dólares, y en el detalle se observa que la IED que ingresó al país sumó 2,438 millones de dólares.
Además, entraron 3,012 millones de dólares en inversión de cartera que resulta de la desinversión de valores del sector público por 1,650 millones de dólares, así como la salida de 1,953 millones de dólares del mercado de dinero, con lo que se amplía el éxodo por tercer trimestre consecutivo.
Fuente: El Economista.